Un nuevo escenario de precios. Eso es al menos lo que exhibe el mercado inmobiliario rural en los últimos años, después de que a finales de octubre de 2011 el gobierno anterior estableciera el cepo cambiario. Lo concreto es que desde ese momento, los precios de los campos –medidos en dólares– no volvieron a recuperar sus valores, de acuerdo con lo que manifiestan operadores inmobiliarios consultados.
“Estamos con precios entre 20 y 25 por ciento por debajo de los registrados antes del cepo cambiario”, reconoció Javier Christensen, presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (Cair).
Los operadores recuerdan que antes de la intervención en el mercado cambiario, en el departamento Marcos Juárez, una de las zonas con los mejores suelos del mundo en capacidad agronómica, el precio rondaba los 19.500 dólares por hectárea. Ahora ese valor no supera los 14.500 dólares.
Si bien el blanqueo había generado expectativas, ante la posibilidad de que parte de esos fondos se trasladarían a inversiones, las operaciones inmobiliarias fueron escasas. Durante 2017, el escenario político, con las elecciones legislativas como marco, volvió a generar incertidumbre, lo que retrajo las transacciones.
No obstante, en los primeros cuatro meses del año, la actividad había exhibido signos de reactivación. “Había más oferta que demanda; se concretaban operaciones a valores prudentes”, reconoció Alejandro García Astrada, operador inmobiliario de Córdoba e integrante de Cair.
Sin embargo, la última corrida cambiaria de mayo volvió todo a foja cero. La oferta se redujo y la demanda no aparece. Lo poco que hay disponible son campos de menor aptitud productiva y que no interesan a los inversores.
Según García Astrada, el mercado está muy parado y el acuerdo con el FMI y la mejora de categoría a país emergente aún no terminan de manifestarse.