El factor humano… también incide en la salud de nuestras mascotas.

La mayoría de los propietarios de animales, incluso aquellos que se preocupan especialmente por sus mascotas y que son un ejemplo en su tenencia y cuidado responsable, no son sin embargo plenamente conscientes de la cantidad de veces que, sin proponérselos pueden actuar como auténticos causales de las enfermedades infectocontagiosas de riesgo entre la población canina.
Veamos un simple ejemplo, María acostumbra a visitar a su amiga Julia, dos veces a la semana de camino a su trabajo, y se toma un café con ella en un bar. Conversan, hablan de sus proyectos, de sus hijos, sus nietos, y después de un rato, se abrazan, se saludan y cada cual sigue su camino. María tiene un maltés y Julia acaba de adoptar un cachorro coker al que por falta de tiempo no ha llevado a revacunarlo. María no le dice a Julia que su maltés ha estado gravemente enfermo con un moquillo y que casi se le muere, estuvieron tan entretenidas charlando de sus hijos y nietos, pero no hablaron de sus perros.

Doce días después, el pequeño Brodi, el cachorrito coker, empieza a mostrarse pachucho, le moquea la nariz, le lloran sus ojos y busca la soledad de los rincones más oscuros de la casa, no come…finalmente se le diagnostica moquillo, pero es tratado a tiempo, sale a flote quedando como recuerdo una especie de tic nervioso del que no se librará por el resto de su vida.
Con este relato, quiero explicarles, que no siempre hace falta que un animal sano se vea expuesto directamente a otro enfermo para ser contagiado, las vías de transmisión de las enfermedades son muchas y cuantas veces más sorprendentes.
Podría decir entonces, sin miedo a equivocarme que nosotros, también somos factor de transmisión de enfermedades entre los perros, no quiero ser paranoica, pero cada vez que acariciamos a un perro adquirimos mediante el tacto, manos, suelas de zapato, ropa…toda una serie de bacterias y virus. En una ocasión visité un criadero de caniches, y la propietaria antes de pasar me hizo limpiar mis zapatos y desinfectar mi ropa… es necesario?, claro que lo es, nada mejor que tomar todos los resguardos posibles para proteger la salud de nuestros animales.
En el caso de un cachorro que no ha sido vacunado totalmente, lo ideal es que no olisquee, juegue, o se deje lamer por otro perro, porque a pesar de que ese otro animal esté vacunado, pudo haber jugado en una plaza y traer en su cuerpo un virus de un animal enfermo. Cuantas veces en la sala de espera de una veterinaria habremos escuchado a los doctores decir..Aún a su cachorro, no lo debe bajar al piso, en un lugar público!
Volviendo al relato de las dos amigas, Julia no había revacunado a su cachorro, Brodi sólo tenía colocada su primera vacuna, entonces la producción de los anticuerpos fueron desapareciendo sin dejar tras ellos la protección permanente, responsabilidad que también debemos tener en cuenta, ya que una primera vacuna no inmuniza a nuestra mascota, sí, al cumplir todo el plan de vacunación… pero ese será un tema muy importante para tratar en otro escrito.
Por lo tanto. toda precaución es poca, cuando se trata de la salud de nuestras mascotas ….y más vale prevenir que curar.
Autor: María Rosa Cabral